1. Una noche, en el viejo molino del campo
de mi abuelo, nos pusimos a contar historias
de terror con mi amiga Lucía. Ella contó la
historia de la chica del café, yo conté la
historia del hombre lobo y mi abuelo contó la
historia de una chica que había tenido un
bebé. De repente, mi mamá y mi abuela se
pusieron a mover los arbustos de un lado
para el otro, Lucía, mi abuela y yo no nos
habíamos dado cuenta. Al rato, yo me di
cuenta, subí al molino y lo hice girar.
Lucía y mi abuelo se asustaron mucho y
empezaron a mirar para todos lados, pero
por suerte no se dieron cuenta porque yo
baje rápidamente y me senté al lado de
Lucía. La abracé fuerte como si estuviera
asustada.
Mi mamá y mi abuela se fueron para
adentro pero en un momento empezaron a
escuchar ruidos extraños de vuelta. Los
arbustos se movían, el molino daba vueltas y
vueltas sin parar. Las hojas rechinaban
como nunca. Mi abuelo muy valiente
preguntó, “¿Quién anda ahí?”, pero nadie
contestó. Los ruidos seguían y seguían sin
parar y yo me asusté mucho. De repente,
empezamos a escuchar ruidos de cadenas
en el molino. De pronto, empezamos a ver
sombras que pasaban de un lado para otro.
Lucía muy asustada salió corriendo hacia el
horizonte del bosque.
2. Al día siguiente, salimos a buscar a Lucía
y no la encontramos a ella, pero lo que sí
encontramos fue una piedra con la cara de
ella y nunca supimos que sucedió…